Una cosa sorprendente de la pasada Jornada de la Juventud en Madrid fue la cantidad de jóvenes. Uno se sorprende y se pregunta de dónde salieron tantos jóvenes, porque el Camino llevó cerca de 300.000, pero hubo más de un millón. Esto nos lleva a hacer una reflexión: los jóvenes no están fuera de la Iglesia, aunque al ir a las parroquias no se los vea. No es cierto.
Ha sido un gran signo de esperanza, de que no todo está perdido en Europa. Es verdad que el demonio está intentando destruir la familia cristiana, que está abierta a la vida y confía en el amor de Dios. San Jerónimo decía en la Vulgata al hablar del encuentro de Tobías y su mujer Sara: «Te tomo no por deseo de concupiscencia, sino con la esperanza de una posteridad que dé gloria a Dios», refiriéndose a los hijos. Se ve la esperanza grande que tiene la Iglesia en la familia. Estos jóvenes que hemos visto en la JMJ de Madrid son sin duda el fruto de tantas familias cristianas.
El Camino celebró en la Plaza de Cibeles al día siguiente de la vuelta del Papa a Roma un encuentro vocacional. Para nosotros fue algo maravilloso fruto de la palabra del Santo Padre y de su afabilidad, porque a los jóvenes que están en el Camino les llega muchísimo el Papa. Muchos jóvenes que se han levantado y que están hoy en los seminarios, cuando les hemos preguntado qué les ha movido a responder al Señor, contestan que ha sido la palabra del Santo Padre. Fue maravilloso ver a cerca de 300.000 jóvenes en la Plaza de Cibeles, todo lleno. Nosotros sentimos mucho la Nueva Evangelización en Asia, por eso dije que hay que preparar sacerdotes para China, Tailandia, etc. y fue sorprendente ver a tantos jóvenes, cerca de 5.000, que se movieron, se levantaron llenos de entusiasmo. También cerca de 3.000 chicas. Estamos conmovidos de la obra del Espíritu Santo en una nueva juventud que está Dios preparando para una nueva evangelización en el mundo.
A esta Nueva Evangelización se refirió proféticamente Juan Pablo II diciendo que es necesario retornar con fuerza y con ánimo al primerísimo modelo apostólico, sin desfallecer en llevar la maravilla del Evangelio a todos. Porque Cristo ha dado su vida para que todos los hombres tengan dentro una vida inmortal, vida eterna, y puedan amar en una nueva dimensión y no se angustien. Es maravilloso poder vivir con el Espíritu Santo dentro, con el Espíritu del Señor en nuestro corazón, y tener esperanza sabiendo que la muerte no es el final de nuestra vida. Es maravilloso ser cristiano. Por eso no podemos quedarnos callados; tenemos que salir a los caminos, tenemos que ir a las ciudades y decir a los hombres que hay una Buena Noticia para ellos y darles ánimo. Quien no quiera recibir este Espíritu, que Cristo le da gratis, continuará teniendo dentro miedo a la muerte y miedo al sufrimiento, pensando siempre en el dinero y teniendo dentro amargura. Pensad en la cantidad de gente que se suicida en todas partes. Esperamos que la Iglesia pueda levantarse y partir llena de entusiasmo y de esperanza a iniciar una Nueva Evangelización en el mundo.
Kiko Argüello
Iniciador del Camino Neocatecumenal
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