jueves, 11 de octubre de 2012

Felicidades, don Jesús Higueras

No me refiero al párroco que inició el Camino Neocatecumenal en la parroquia de La Paloma, sino a don Jesús Higueras Esteban, el párroco de Santa María de Caná en Pozuelo de Alarcón. Le felicito con ocasión de su reciente nombramiento como auditor en la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

El evento se celebrará en el Vaticano del 7 al 28 de octubre bajo el lema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.

Son muchas cosas las que debo a d. Jesús y a la parroquia que él gobierna. En ella participé durante doce años llenos de frutos y purificaciones, desde la “época del barracón”, cuando d. Antonio Morales era coadjutor. Fue mi primer contacto militante con la Iglesia, y quedé cautivado por la belleza del cristianismo en aquella primera comunidad parroquial.

Mis mejores amigos surgieron de esta comunidad incipiente, mis primeros hermanos en la fe distan de aquel grupo universitario. Conocí a sacerdotes determinantes para mi vida como d. Antonio Morales, presbítero del Seminario Redemptoris Mater, d. Armando Marsal DCJM, d. Pablo y d. Alfredo, el excepcional Manolo Fanjul, y tantos y tantos seminaristas y sacerdotes extraordinarios

Tengo que reconocerlo: Caná y d. Jesús han sido una bendición para mi vida y la de mi familia. Dios se sirvió de esa parroquia para mostrarme mi lugar en la Iglesia, me educó en el amor al Papa y la Tradición. Fue donde Cristo me entregó providencialmente a mi esposa, donde me casé y bauticé a mis primeros hijos… En ella maduré en la fe adulta de la Cruz. Conocí la santidad de la Iglesia en medio de los pecados de sus miembros. Hubo sanación y persecución. Dios estaba en todo. Hemos sido testigos de milagros cotidianos, físicos y morales, aprendimos a contemplar, adorar, alabar, a través del Espíritu Santo liberador.


Creo que d. Jesús ha recibido en Caná una “lluvia de rosas” inmensa. Me alegra que se reconozca la gracia de Dios donde está.

Es un buen cura y un buen amigo, ¡me alegro por la Iglesia!

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