viernes, 30 de noviembre de 2012

Kiko Argüello relata en un libro el giro que dio su vida al encontrarse con Cristo tras una crisis existencial

«Intenté vivir como si Dios no existiera. Fue entonces cuando se me cerró el cielo. Se me formó encima como un cielo de cemento y la vida empezó a ser muy dura». Así cuenta Kiko Argüello en El Kerigma, en las chabolas con los pobres (BuenasLetras) cómo comenzó «ese cielo cerrado» en su vida.
«Había muerto interiormente y estaba literalmente sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de hacerlo –escribe Kiko Argüello en su libro-. La gente se ilusionaba por el fútbol, el cine... sin embargo, a mí esas cosas no me decían nada (…). Me preguntaba: “¿Pero cómo vive la gente?, ¿cómo logra vivir la gente?”. Veía a la gente normal y pensaba: “¿Pero no se preguntan: quién soy, quién me ha creado, qué es la vida?”, “¿es que la gente no se plantea esos problemas?”, “¿no será que estoy un poco loco, que soy un narcisista, un tipo raro?”. Todo esto también me lo planteaba porque sentía que tenía sobre mí como una manta mojada que me hacía buscar la verdad constantemente: “¿Quiénes somos y qué hacemos en el mundo?” Para mí no era indiferente si Dios existía o no existía, sino que era una cuestión de vida o muerte».
«Dios, ¡si existes, ven!»
«En un momento trágico de mi existencia –señala Argüello-, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: “¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!”».
Kiko Argüello ha querido escribir su testimonio personal de cómo encontró a Cristo en medio de una fuerte crisis existencial y, a partir de ahí, el cambio que experimentó en su vida, dando como consecuencia el inicio del Camino Neocatecumenal. Asimismo, el libro contiene un Kerigma «que pueda ayudar –dice el autor-, sobre todo por los contenidos y la antropología, al Sínodo sobre la Nueva Evangelización» que tuvo lugar hace pocos días en el Vaticano.
Un instrumento para impulsar la evangelización
El cardenal Antonio Cañizares señala en el prólogo que «es el Camino Neocatecumenal un don que el Espíritu Santo ha hecho a la Iglesia en el postconcilio, como vía o itinerario para la iniciación o reiniciación cristiana, y como instrumento para impulsar una nueva y vigorosa evangelización».
El prefecto de la Congregación para el Culto Divino subraya que «damos gracias a Dios por las grandes maravillas que Él viene obrando a favor de su Iglesia y de la humanidad a través de este Camino, por las grandes bendiciones y frutos que por medio y a través de este Camino está derramando a favor de su pueblo: frutos de conversión, de vida cristiana, de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida consagrada y a la acción misionera de la Iglesia; frutos, asimismo, de caridad, de vida conforme a las bienaventuranzas, de entrega generosa, de familias renovadas y abiertas a la vida».
Un Camino que abre las puertas de la fe a muchas personas
Por su parte el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, hace un comentario a una catequesis de Kiko titulada «Tres Ángeles». El purpurado austriaco señala que «este Camino, tantas veces confirmado y animado por los Pontífices Pablo VI, el Beato Juan Pablo y nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, mediante el anuncio de la Buena Noticia, del Kerigma, ha abierto a muchas personas la puerta de la fe».
«La catequesis de Kiko que se publica aquí –escribe el cardenal Schönborn- representa una fuerte “instrucción para discípulos”. Es una llamada a la conversión personal. De esta catequesis me impresiona el hecho de que muestra claramente –y personalmente también a mí– que sin conversión personal no se puede evangelizar. El misionero tiene que ser evangelizado él primero».
De una pastoral de sacramentalización a la evangelización
El libro de Kiko Argüello señala que «es necesario pasar en la parroquia de una pastoral de sacramentalización a una pastoral de evangelización. Porque si la parroquia tiene, supongamos, un territorio con unas quince mil personas, de éstas sólo un diez, un cinco por ciento, sigue viniendo a Misa el domingo; todavía hay un grupo de gente que se casa por la Iglesia, que bautiza a sus hijos, etc.; pero hay otra enorme cantidad de gente que ya no va a la iglesia. ¿Cómo llegar a tanta gente secularizada?».
Argüello da unas cuantas respuestas, «pinceladas» como él dice, y una de ellas es esta: «En los Hechos de los Apóstoles se dice cómo: mediante los milagros. En los Hechos cada kerigma va precedido por un milagro que crea estupor, que crea sorpresa, que abre el oído a las personas, que las prepara a escuchar. Porque la fe viene a través del oído. (…) Son milagros que preparan a la gente a escuchar el anuncio de la Buena Noticia, de la gran noticia que salva al mundo».
¿Qué es el Kerigma?
«No hay cosa más grande en el mundo que el anuncio del Evangelio. “Dios ha querido salvar al mundo a través de la necedad del kerigma”. El kerigma no es un sermón, no es una meditación. ¿Qué es el kerigma? Es el anuncio de una noticia que se realiza cada vez que se proclama. ¿Y qué es lo que se realiza? La salvación. Si hoy os anuncio el kerigma, vuelve a realizarse ante vosotros la salvación (…) La palabra evangelio significa Buena Nueva, Buena Noticia. Evangelio y kerigma es lo mismo. Anunciar el Evangelio es anunciar el kerigma. Es importante poder escuchar el kerigma».

Sobre el autor

Kiko Argüello nace en León (España) el 9 de enero de 1939. Estudia Bellas Artes en la Academia de San Fernando de Madrid, donde obtiene el título de Profesor de Pintura y Dibujo. En 1959 recibe el Premio Nacional Extraordinario de Pintura.
Tras una profunda crisis existencial, se produce en él una fuerte conversión que le lleva a dedicar toda su vida a Cristo y a la Iglesia.
En 1960, junto al escultor Coomontes y el vidrierista Muñoz de Pablos, funda el grupo de investigación y desarrollo de Arte Sacro Gremio 62, con el cual realiza diversas exposiciones en Madrid (Biblioteca Nacional). El grupo es escogido por el Ministerio de Cultura para representar a España en la Exposición Universal de Arte Sacro en Royan (Francia) en 1960. Al mismo tiempo, Argüello expone alguna de sus obras en Holanda (Galería Nouvelles Images).
Convencido de que Cristo está presente en el sufrimiento de los desheredados, en 1964 se va a vivir entre los más pobres, a las chabolas del barrio de Palomeras Altas, en la periferia de Madrid.
Más tarde, Kiko Argüello conoce a Carmen Hernández y, llevados por el entorno de pobreza, se ven forzados a encontrar una forma de predicación, una síntesis kerigmático-catequética que da lugar a la formación de una pequeña comunidad cristiana.
Nace así la primera comunidad entre los pobres, en la que se hace visible el amor de Cristo Crucificado y que se convierte en «semilla» que, gracias al entonces arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo, se siembra en las parroquias de Madrid y, más tarde, en las de Roma y después en otros países. Poco a poco se forma un Camino de iniciación cristiana para adultos que descubre y recupera la riqueza del bautismo. Kiko Argüello, Carmen Hernández y el sacerdote italiano D. Mario Pezzi son hoy los responsables a nivel mundial del Camino Neocatecumenal, presente ya en 101 naciones de los cinco continentes.

La vida de una monja es «hacer presente el cielo aquí en la tierra»

Entrevista a una novicia cisterciense que acaba de tomar el hábito en Toledo. Arely es una de cuatro chicas del Camino Neocatecumenal procedentes de El Salvador que son actualmente monjas en el precioso monasterio de San Clemente. En esta entrevista, nos habla de cómo escuchó la llamada de Dios en su país, la vida de una monja cisterciense: la oración por todos los hombres, el trabajo, el sacrificio, el hábito, la mirada puesta en el cielo, la alabanza y la felicidad.

Arely Campos tomó recientemente el hábito en el monasterio cisterciense toledano de San Clemente (C/ San Clemente, s/n, 45002 Toledo), al igual que han hecho en los últimos años otras tres chicas de El Salvador. Su vocación nació en el Camino Neocatecumenal y tuvo un itinerario de discernimiento y preparación antes de su entrada en el convento.

Aunque menos conocido para los turistas que otros monumentos toledanos, el monasterio de San Clemente encierra grandes tesoros artísticos como herencia de sus ocho siglos de historia y las monjas elaboran y venden el que quizá sea el mejor mazapán del mundo.

- ¿Cómo llegó aquí desde tan lejos?

Por el Camino Neocatecumenal. Me levanté cuando escuché la llamada del Señor. Estuve en un grupo vocacional muchos años, intentando ver lo que Dios quería de mí, aunque me desviaba creyendo que mi vida iba por otro rumbo, buscando novio, buscando un trabajo mejor... pero el Señor siempre me enderezaba y me volvía a llamar, así que seguí caminando hasta que me dijeron mis catequistas que era bueno que hiciese una experiencia en un monasterio. Comencé a buscar lugares para hacer una experiencia e hice e hice unas experiencias en San Salvador, porque yo soy salvadoreña, y vi que era esto a lo que el Señor me llamaba, pero mi llamada tenía que ser comprobada.

Pasó el tiempo y seguí yendo a los grupos vocacionales, pero siempre pensando que mi historia era otra, queriendo defenderme de lo que Dios quería hacer conmigo, buscando la felicidad en un trabajo mejor, buscando un sueldo mayor, creyéndome indispensable en mi casa, creyendo que la moda, la música, el dinero, etc. me iban a dar lo que yo buscaba. Sin embargo, el Señor me ha sacado de esa mentira, de esa idolatría que yo tenía, y me ha hecho aterrizar y ver que el único que puede darme todo lo que yo necesito es Él. Una vez que tuve claro esto, sentí la necesidad de pregonar a los demás que la vida sin Dios no tiene sentido y, por gracia de Dios, estuve un tiempo dedicada a la evangelización, que me llenó muchísimo. Finalmente, he comprobado que la vida consagrada, la vida contemplativa, es a lo que Él me llama.

- ¿Por qué aquí en Toledo desde El Salvador?

Por voluntad de Dios, porque yo hice una experiencia en Benavente, pensando que ese era mi lugar, pero no fue así, sino que mis catequistas finalmente me dirigieron aquí y las hermanas han abierto para mí esta casa y aquí es donde Dios quiere que esté.

- ¿Cuánto tiempo lleva a aquí? ¿Está contenta?

Llevo aquí quince meses y estoy muy contenta.

- ¿Cómo es la comunidad aquí en San Clemente? ¿Cuántas hermanas son?

Ahora conmigo somos dieciocho: tres junioras que han hecho sus votos temporales, yo que soy novicia y las demás son monjas profesas que han hecho sus votos perpetuos. Algunas hermanas son de la India y estamos esperando otras de El Salvador.

- ¿Cuál es la vida de una monja cisterciense?

Es una vida normal, porque vivimos en una comunidad de personas concretas y reales. No tenemos alas. Tenemos nuestros pecados y no somos ángeles. Tenemos los pies en la tierra, pero somos conscientes de que hay Uno que lleva nuestra vida y de que el fundamento está en el perdón, en pedir perdón y ser perdonadas. Pasamos la vida en alabanza del Señor, orando por la humanidad, por los que no se acuerdan de Él, por los que no quieren acordarse de Él, por los que están resentidos con Él. Siempre conscientes de que estamos de paso en esta vida, que viene otra que es mejor. Nuestra misión es hacer presente el cielo aquí en la tierra, mostrar que aquí en la tierra se puede vivir con el sufrimiento, dándole gracias al Señor incluso por el sufrimiento y viviéndolo en paz.

- ¿Es una vida de felicidad, de sacrificio o de las dos cosas?

Ambas, porque el hecho de que yo me desprenda de mi familia y abandone mi tierra y todo lo que yo quiero es un sacrificio, pero comparado con lo que Dios ha hecho conmigo no es nada. Estamos aquí para que estas oraciones lleguen a otros que ni siquiera se enteran o creen que su vida no tiene sentido. Todo esto lo hacemos mientras trabajamos: trabajamos y oramos.

- Hoy ha tomado el hábito. ¿Qué significa el hábito para una monja cisterciense?

Renunciar a mi voluntad, renunciar a la moda. Para mí, la moda era algo muy importante y significa dejarlo todo para vivir en la pobreza para vestir un hábito todo el tiempo, porque vivimos como si siempre fuese domingo alabando y orando, pensando en el Señor a todas horas, y por ello lo que nace del corazón es donarte, olvidarte de ti misma para abrazar la pobreza y que otros vivan.

- ¿Qué le diría a una chica que esté pensando si Dios la llama y que tiene dudas?

Le diría que se arriesgue y que haga una experiencia. Si trabaja, que pida permiso en su trabajo y que no dude, pues aunque esté en un grupo vocacional, hasta que no haga la experiencia en el monasterio no va a poner a prueba la idea y seguirá teniendo dudas. Es importante este tiempo de experiencia para ver cómo es la vida con las hermanas y comprender que es una vida de trabajo, oración y pobreza, sin olvidar que hay que buscar cuál es la voluntad de Dios y no las apetencias de una misma, y eso no se descubre si no se hace una experiencia.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Institución de Lectores y Acólitos de los Seminarios Diocesanos San Fulgencio y Redemptoris Mater

El próximo domingo, día 4 de noviembre en la parroquia de San Benito de Murcia, a las seis de la tarde, el Sr. Obispo, Mons. D. José Manuel Lorca Planes, instituirá acólitos y lectores a 21 seminaristas de los Seminarios Diocesanos San Fulgencio y Redemptoris Mater.
Del Seminario Diocesano Mayor de San Fulgencio serán instituidos en el ministerio de lector:

• Miguel Ángel Alarcón Olivares
• Ángel Molina Casalins
• Sergio Palazón Cuadrado
• Juan Carlos Ponce Simón
• Jesús Sánchez García
• Pedro Sandoval Pastor

Y en el ministerio de acólito:
• Carlos Casero Pérez
• José Miguel Cavas López
• Daniel Díaz Candela
• Jerónimo Hernández Almela
• Antonio Lucas Belmar
• Eduardo Miguel Sabater Jiménez
• Julián Rafael Sánchez Ruíz
• Juan Diego Tapia Pérez

Del Seminario Redemptoris Mater serán instituidos en el ministerio de lector:

• Enmanuel Bezerra Moreno
• Mauricio Chavez Miranda
• David Magno Pujante Gliabert
• Saúl Sánchez Fernández
• Fernando Israel Villalba Valdivia

Y en el ministerio de acólito:

• José Miguel Blasco Avellaneda
• Galo Leonel Coronell Hernández

Desde estos Seminarios, invitan a participar en la celebración el próximo domingo y a unirse en la oración por estos hermanos que serán instituidos con los ministerios al servicio del Altar y la Palabra de Dios.